Por Dayana Acosta
Al caer la noche, las aceras son liberadas por los vendedores ambulantes que durante el día llenan de diversos artículos ese espacio que por ley les corresponde a los peatones. Así luce la avenida Máximo Gómez esquina Nicolás de Ovando hasta la calle San Juan de la Maguana.
Tras un largo día de trabajo, la señora con el pantalón color rosa, la blusa verde y gorra negra, toma un breve descanso antes de recoger los ajíes, tomates, cebollas y verdura que están colocados sobre una alfombra plástica en la acera.
Durante el día la basura que impera en ese trayecto se nota poco por la cantidad de personas que caminan en esa zona. Pero, la noche muestra otra cara. Detrás de la columna, un niño sentado espera que su madre recoja la mercancía para irse. Mientras el no vislumbrar el foco y el riesgo de contaminación al que está expuesto.
El Metro de Santo Domingo junto a los vehículos que pasan por la avenida Hermanas Mirabal en la intersección de la avenida Charles de Gaulle, son los que iluminan esa área.
Esa intersección tiene un área verde que esta arropada de distintos kiosco donde veden todo tipo de artículos. Esto obliga a que el peatón tome la calle para poder movilizarse.
Las frutas de la época cobran su resplandor por los bombillos colocados en los improvisados kioscos de palos y lonas.
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